discurso de alcibíades, el banquete resumen
De esto, en efecto, me parece que pronto tendréis la prueba. Todos los demás hemos hablado ya. desatándose al mismo tiempo las cintas para coronar a Agatón, al - Pues bien, hazlo así -dijo Erixímaco-, si quieres. En este, Esta obra ha sido publicada bajo la licencia Creative Commons Reconocimiento-No Comercial-Compartir bajo la misma licencia 2.5 Perú.. Para ver una copia de dicha licencia, visite, De los Cervantes que vivieron en la América del Sur, merece recordar- se el licenciado Juan Ortiz de Cervantes, natural de Lima. ¡Cuán tremendamente orgulloso, en efecto, estaba yo de mi belleza! únicamente ante él, pues sé perfectamente que, si bien no puedo negarle Así, pues, querido Agatón, que no gane nada con él y arréglatelas para que nadie nos enemiste a mí y a ti. Después de oír y decir esto y tras haber disparado, por así decir, mis dardos, yo pensé, en efecto, que lo había herido. ¿Sócrates aquí? –Por supuesto, dijo Sócrates, tratándose de la verdad, te permito y –En absoluto –dijo Alcibíades–, no hay reconciliación entre tú y Te has acomodado aquí acechándome de nuevo, según tu costumbre de aparecer de repente donde yo menos pensaba que ibas a estar. Todos los demás hemos hablado ya, pero puesto que tú no has hablado y ya has bebido, es justo que hables y, una vez que hayas hablado, ordenes a Sócrates lo que quieras, y éste al de la derecha y así los demás. conmigo, en efecto, y luchó conmigo muchas veces sin que nadie - Diré la verdad. Yo, pues, mordido por algo más doloroso y en la parte más dolorosa de las que uno podría ser mordido -pues es en el corazón, en el alma, o como haya que llamarlo, donde he sido herido y mordido por los discursos filosóficos, que se agarran más cruelmente que una víbora cuando se apoderan de un alma joven no mal dotada por naturaleza y la obligan a hacer y decir cualquier cosa- y viendo, por otra parte, a los Fedros, Agatones, Erixímacos, Pausanias, Aristodemos y Aristófanes -¿y qué necesidad hay de mencionar al propio Sócrates y a todos los demás? lo demás, escúchalo a continuación. Yo, pues, mordido por algo más doloroso y en la parte más ¿No es esto propio de Sileno? Además, bienaventurado amigo, ¿te convence Sócrates en algo de lo que acaba de decir? En segundo lugar, me parecía, Aristófanes, por citar tu propia expresión, que también allí como aquí marchaba «pavoneándose y girando los ojos de lado a lado», observando tranquilamente a amigos y enemigos y haciendo ver a todo el mundo, incluso desde muy lejos, que si alguno tocaba a este hombre, se defendería muy enérgicamente. Pues, aunque se rían, yo sé bien que digo la verdad. Yo, pues, mordido por algo más doloroso y en la parte más dolorosa de las que uno podría ser mordido -pues es en el corazón, en el alma, o … En efecto, desde aquella vez en que me enamoré de él, ya no me es posible ni echar una mirada, ni conversar siquiera con un solo hombre bello sin que éste, teniendo celos y envidia de mí, haga cosas raras, me increpe y contenga las manos a duras penas. parecía que no valía la pena vivir en las condiciones en que estoy. cual tú podrías llegar a ser mejor. somos nada, se los aseguro. Mas tú te diferencias de él sólo en que sin instrumentos, con tus meras palabras, haces lo mismo. gtag('config', 'G-VPL6MDY5W9'). Primero se durmió Aristófanes y, luego, cuando ya era de día, Agatón. –¿Qué dices? A continuación le invité a hacer gimnasia conmigo, y hacía gimnasia con él en la idea de que así iba a conseguir algo. que beber, pues así lo hemos acordado. Resumen del cuento el banquete de julio ramón Ribeyro es el siguiente. Todo se llenó de ruido y, ya sin ningún orden, se vieron obligados a beber una gran cantidad de vino. ... Después se produce el discurso de … Revista editada por la Universidad Pontificia Bolivariana, Colombia, Platón Sócrates Alcibíades El Banquete teatro filosófico cuidado de sí, Vol. Pero, ¿qué no eres flautista? WebEl banquete; Chapter 12; El banquete Chapter 12: Discurso de Alcibíades ... Discurso de Alcibíades . muy brillante acción de Sócrates, cuando uno se ha embarcado a hacer su –En absoluto. Literatura, la vida y algo del mundo clásico // Yo, al menos, señores, si no fuera porque iba a parecer que estoy totalmente borracho, les diría bajo juramento qué impresiones me han causado personalmente sus palabras y todavía ahora me causan. Pues, aunque os riáis, yo sé bien que digo la verdad. El banquete o El Simposio es una obra escrita por el filósofo griego Platón sobre el 380 a.C. que trata sobre el tema del amor.Este libro junto con la obra … Es cierto que en otras muchas y admirables cosas podría uno elogiar a Sócrates. El discurso de Sócrates y Diotima. por los discursos filosóficos, que se agarran más cruelmente que una Todos lo aclamaron y lo invitaron a entrar y tomar asiento. En cambio, en las comidas abundantes sólo él era capaz de disfrutar, y especialmente en beber, aunque no quería, cuando era obligado a hacerlo vencía a todos; y lo que es más asombroso de todo: ningún hombre ha visto jamás a Sócrates borracho. ¿Acogen como compañero de bebida a un hombre que está totalmente borracho, o debemos marcharnos tan pronto como hayamos coronado a Agatón, que es a lo que hemos venido? ¿Sócrates aquí? Era ya mediodía y los hombres se habían percatado y, asombrados, se decían unos a otros: -Sócrates está de pie desde el amanecer meditando algo. Teatro filosófico: drama acerca del cuidado de sí y encomio del Eros verdadero, Sócrates. que me pasaría lo mismo, pues me obliga a reconocer que, a pesar de vencer por el honor que me dispensa la multitud. extraordinario que Marsias. Pero tú haz lo siguiente: si digo algo que no es verdad, interrúmpeme, si quieres, y di que estoy mintiendo, pues no falsearé nada, al menos voluntariamente. estuviera presente. Mas no te asombres si cuento mis recuerdos de manera confusa, ya que no es nada fácil para un hombre en este estado enumerar con facilidad y en orden tus rarezas. Platón. Movámonos al discurso de Alcibíades hacia el final del Banquete [65]. (el necio aprende padeciendo)Al decir esto Alcibíades, se produjo una risa general por su franqueza, puesto que parecía estar enamorado todavía de Sócrates. ¿Por Cambiar ). items: 4 Pero yo os lo describiré, puesto que he empezado. Pero yo se los describiré, puesto que he empezado. -En absoluto -dijo Alcibíades-, no hay reconciliación entre tú y yo. dialogar conmigo como solía y pasar el día en mi compañía, se fue y me por fuera, como un Sileno esculpido, mas por dentro, una vez abierto, Déjalo, pues, divino amigo, y no tengas celos del muchacho por ser elogiado por mí, ya que, por lo demás, tengo muchos deseos de encomiarlo. Pero decidme enseguida: ¿entro en los términos acordados, o no?, ¿beberéis conmigo, o no? nav: true, Palabras clave: Platón, Sócrates, Alcibíades, Eros, Banquete. cabeza y para que no me reproche que te coroné a ti y que, en cambio, a Entonces Erixímaco, Fedro y algunos otros -dijo Aristodemo- se fueron y los dejaron, mientras que de él se apoderó el sueño y durmió mucho tiempo, al ser largas las noches, despertándose de día, cuando los gallos ya cantaban. Pero, si no otra cosa, admirable hombre, permite; al menos, que Agatón se eche en medio de nosotros. modo que no sé cómo tratar con este hombre. Todavía en otra ocasión, señores, valió la pena contemplar a Sócrates, cuando el ejército huía de Delión en retirada. Cuando vino por primera vez, nada más cenar quería marcharse y yo, por vergüenza, le dejé ir en esta ocasión. Te has acomodado aquí acechándome de nuevo, según tu costumbre de aparecer de repente donde yo menos pensaba que ibas a estar. - Agatón -dijo entonces Sócrates-, mira a ver si me vas a defender, pues mi pasión por este hombre se me ha convertido en un asunto de no poca importancia. - De acuerdo -dijo Alcibíades-, pero ¿quien es ese tercer compañero de bebida que está aquí con nosotros? Y ¿qué debo decir? por belleza, no en poco piensas aventajarme, pues pretendes adquirir lo caen por culpa de sus palabras y veo que también a otros muchos les Ahora bien, si intentas, al verla, compartirla conmigo y cambiar belleza por belleza, no en poco piensas aventajarme, pues pretendes adquirir lo que es verdaderamente bello a cambio de lo que lo es sólo en apariencia, y de hecho te propones intercambiar oro por bronce. ¡Con qué facilidad ha encontrado ahora también una razón convincente para que éste se siente a su lado! En cambio, al oír a Pericles y a otros buenos oradores, si bien pensaba que hablaban elocuentemente, no me ocurría, sin embargo, nada semejante, ni se alborotaba mi alma, ni se irritaba en la idea de que vivía como esclavo, mientras que por culpa de este Marsias, aquí presente, muchas veces me he encontrado, precisamente, en un estado tal que me parecía que no valía la pena vivir en las condiciones en que estoy. En tal caso, debes estar viendo en mí. Pues en mi opinión es lo más parecido a esos silenos existentes en los talleres de escultura, que fabrican los artesanos con siringas o flautas en la mano y que, cuando se abren en dos mitades, aparecen con estatuas de Dioses en su interior. ninguno de ustedes le conoce. estar solo con él sin acompañante, en esta ocasión, sin embargo, lo Además, también a mí me sucede lo que le pasa a quien ha sufrido Una vez sentado, abrazó a Agatón y lo coronó. - Esclavos -dijo Agatón-, descalcen a Alcibíades, para que se acomode aquí como tercero. Ahora, Alcibíades, no puedo de ningún modo permanecer aquí, sino que a la fuerza debo cambiar de sitio para ser elogiado por Sócrates. Sin embargo, si bien a propósito de sus otras actividades tal vez podría decirse lo mismo de otra persona, el no ser semejante a ningún hombre, ni de los antiguos, ni de los actuales, en cambio, es digno de total admiración. Pero no sucedió absolutamente nada de esto, sino que tras dialogar conmigo como solía y pasar el día en mi compañía, se fue y me dejó. ¿Os burláis de mí porque estoy borracho? Sólo ante él de entre todos los hombres he sentido lo que no se creería que hay en mí: el avergonzarme ante alguien. Pues no estás junto a Aristófanes qué te has colocado precisamente aquí? ¿A qué has venido ahora? El interés de este examen es precisar la relación que hay entre cultivo de sí y ejercicio filosófico. En "El Banquete", cuando el joven Alcibiades, ya algo achispado por el vino, confiesa su desesperado amor por Sócrates: “cuando lo escucho, el … En cambio, los criados y cualquier otro que sea profano y vulgar, poned ante vuestras orejas puertas muy grandes. Preciso es ante vosotros decir toda la verdad; así, pues, prestad atención y, si miento, Sócrates, refútame. asunto de no poca importancia. Elogia a Sócrates. acomodó. Pero, mi feliz El de Alcibíades es un discurso de borracho: la verdad de la vida que corrobora la teoría (o no). Efectivamente, cuando tuvo lugar la batalla por la que los generales me concedieron también a mí el premio al valor, ningún otro hombre me salvó sino éste, que no quería abandonarme herido y así salvó a la vez mis armas y a mí mismo. Y sospecho también que se sentó en medio de ti y de mí para mantenernos aparte. El … Pues sabía bien que en cuanto al dinero era por Y sospecho también que se sentó en medio de ti y de mí para mantenernos aparte. pensado que iba a encontrar jamás? filósofo –... por eso precisamente todos me van a escuchar, ya que me Platón: El banquete. compañero de bebida que está aquí con nosotros? pensaba que hablaban elocuentemente, no me ocurría, sin embargo, nada plenamente consciente de que si quisiera prestarle oído no resistiría, sino Pero, a pesar de hacer yo todo eso, él salió completamente victorioso, me despreció, se burló de mi belleza y me afrentó; y eso que en este tema, al menos, creía yo que era algo, ¡oh, jueces! Y esto, WebEl Banquete o el Simposio (griego antiguo: Συμπόσιον, [sympósi̯on]) es un texto filosófico de Platón, fechado c. 385–370 a. C. Representa un concurso amistoso de discursos … Ahora, Agatón, dame algunas de esas cintas para coronar también ésta su admirable cabeza y para que no me reproche que te coroné a ti y que, en cambio, a él, que vence a todo el mundo en discursos, no sólo anteayer como tú, sino siempre, no le coroné. dijo: –¡Heracles! Sócrates. Yo me avergüenzo únicamente ante él, pues sé perfectamente que, si bien no puedo negarle que no se debe hacer lo que ordena, sin embargo, cuando me aparto de su lado, me dejo vencer por el honor que me dispensa la multitud. 17 Núm. sentado, abrazó a Agatón y lo coronó. Quizás él creerá que es para provocar la risa, pero la imagen tendrá por objeto la verdad, no la burla. WebAlcibíades no habla de Eros como los otros asistentes al banquete sino que realiza un “encomio” a Sócrates, resalta cualidades como su sabiduría y su elocuencia … -Exclamó Alcibíades-, no digas nada en contra, que yo no elogiaría a ningún otro estando tú presente. Pero díganme enseguida: ¿entro en los términos acordados, o no? Pues bien, señores, cuando se hubo apagado la lámpara y los esclavos estaban fuera, me pareció que no debía andarme por las ramas ante él sino decirle libremente lo que pensaba. 2001-2022. En verdad comparé y qué extraordinario poder tiene, pues tengan por cierto que Así, pues, estaba desconcertado y deambulaba de acá para allá esclavizado por este hombre como ninguno lo había sido por nadie. Pero como los generales reparasen en mi reputación y quisieran darme el premio a mí, tú mismo estuviste más resuelto que ellos a que lo recibiera yo y no tú. Dispersados ya nuestros hombres, él y Laques se retiraban juntos. Y estuvo de pie hasta que llegó la aurora y salió el sol. }); característico y usual, dijo: –Querido Alcibíades, parece que realmente no eres un tonto, si Pasa toda su vida ironizando y bromeando con la gente; mas cuando se pone serio y se abre, no sé si alguno ha visto las imágenes de su interior. }, function gtag(){dataLayer.push(arguments);} Más aun, se busca una lectura sobre la relación sin ver en ella necesariamente la confirmación socrática de la versión de Diotima. venido? En cambio, al oír a Pericles y a otros buenos oradores, si bien pensaba que hablaban elocuentemente, no me ocurría, sin embargo, nada semejante, ni se alborotaba mi alma, ni se irritaba en la idea de que vivía como esclavo, mientras que por culpa de este Marsias, aquí presente, muchas veces me he encontrado, precisamente, en un estado tal que me parecía que no valía la pena vivir en las condiciones en que estoy. Para concluir. dejó. En todo caso, sus melodías, ya las interprete un buen flautista o Por consiguiente, me Durante la velada se presentarán seis discursos definitorios sobre el … –Exclamó Alcibíades–, no digas nada en contra, Webmini-RESUMEN DE “EL BANQUETE” DE PLATÓN. Entonces le sacudí y le dije. Webbanquete. 2023 © ZOBOKO.COM all rights reserved. todavía estás lejos de eso. Así, pues, que eres semejante a éstos, al menos en la forma, Sócrates, ni tú mismo podrás discutirlo, pero que también te pareces en lo demás, escúchalo a continuación. } Hasta esta parte de mi relato, en efecto, la cosa podría estar bien y contarse ante cualquiera, pero lo que sigue no me lo oiríais decir si, en primer lugar, según el dicho, el vino, sin niños y con niños, no fuera veraz y, en segundo lugar, porque me parece injusto no manifestar una muy brillante acción de Sócrates, cuando uno se ha embarcado a hacer su elogio. Quizás él creerá que es para provocar la risa, -Erixímaco -dijo Alcibíades-, excelente hijo del mejor y más prudente padre, salud. cualquier otra cosa que necesites de mi patrimonio o de mis amigos. - Me parece Alcibíades -dijo entonces Sócrates-, que estás sereno, pues de otro modo no hubieras intentado jamás, disfrazando tus intenciones tan ingeniosamente, ocultar la razón por la que has dicho todo eso y lo has colocado ostensiblemente como una consideración accesoria al final de tu discurso, como si no hubieras dicho todo para enemistarnos a mí y a Agatón, al pensar que yo debo amarte a ti y a ningún otro, y Agatón ser amado por ti y por nadie más. presente, y ciñendo con mis brazos a este ser verdaderamente divino y Ayer, en efecto, no me fue posible venir, pero ahora vengo con Mas no te asombres si cuento mis recuerdos de manera confusa, ya que no es nada fácil para un hombre en este estado enumerar con facilidad y en orden tus rarezas. creería que hay en mí: el avergonzarme ante alguien. ¿Acogen como compañero de bebida a un hombre que … En verdad me parece que estáis sobrios y esto no se os puede permitir, sino que hay que beber, pues así lo hemos acordado. Pues si uno se decidiera a oír los discursos de Sócrates, al principio podrían parecer totalmente ridículos. Pero no sucedió absolutamente nada de esto, sino que tras dialogar conmigo como solía y pasar el día en mi compañía, se fue y me dejó. Sepan que no le importa nada si alguien es bello, sino que lo desprecia como ninguno podría imaginar, ni si es rico, ni si tiene algún otro privilegio de los celebrados por la multitud, por el contrario, considera, que todas estas posesiones no valen nada y que nosotros no somos nada, se los aseguro. Con ello, se busca reflexionar acerca del otro tipo de amor del que Sócrates también es protagonista en el diálogo, con el fin de comprender su comportamiento con Alcibíades, más allá de contraponer moralmente el amor espiritual de la contemplación y el amor terrenal de Alcibíades. Cambiar ), Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Pues bien, en primer lugar, en las fatigas era superior no sólo a mí, sino también a todos los demás. - En esto, ciertamente, tienes razón, en el futuro deliberaremos y haremos lo que a los dos nos parezca lo mejor en éstas y en las otras cosas. empezado. embriagará. Pero bien vistas las cosas, en realidad es la existencia del mismo dios la que podría estar cuestionada: si Eros nos guía hacia el symbolon para reunir y restaurar la unidad de antaño, Si el miedo es anticipación, terror a algo inminente (exista o no ese algo), el niño con gafas, soltado en la tormenta de la mañana escolar y su patio a patadas, lleva, Luego mi amiga se enamoró de un muchacho pero eso era un muchacho, cómo le digo, era un hombre que no estaba a la altura de ella, él era hijo adoptivo de una familia que no, En efecto, quien hasta aquí haya sido instruido en las cosas del amor, tras haber contemplado las cosas bellas en ordenada y correcta sucesión, descubrirá de repente, llegando ya al, Sin embargo, la provisionalidad e insuficiencia de la respuesta está clara. truco no me sirve de nada, pues beberá cuanto se le pida y nunca se Me levanté -Exclamó Alcibíades-, ¡cómo soy tratado una vez más por este hombre! ¿No sabes que es todo lo contrario de lo que decía? -exclamó Alcibíades-, ¡cómo soy tratado una vez más por este hombre! En este banquete, Erixímaco propone que cada … Yo me avergüenzo únicamente ante él, pues sé perfectamente que, si bien no puedo negarle lo que ordena, sin embargo, cuando me aparto de su lado, me dejo vencer por el honor que me dispensa la multitud. A continuación le invité a hacer gimnasia conmigo, y hacía gimnasia con él en la idea de que así iba a conseguir algo. Pero de todos los … Por otra parte, en relación con los rigores del invierno -pues los inviernos allí son terribles-, hizo siempre cosas dignas de admiración, pero especialmente en una ocasión en que hubo la más terrible helada y mientras todos, o no salían del interior de sus tiendas o, si salía alguno, iban vestidos con las prendas más raras, con los pies calzados y envueltos con fieltro y pieles de cordero, él, en cambio, en estas circunstancias, salió con el mismo manto que solía llevar siempre y marchaba descalzo sobre el hielo con más soltura que los demás calzados, y los soldados le miraban de reojo creyendo que los desafiaba. Por consiguiente, me escapo de él y huyo, y cada vez que le veo me avergüenzo de lo que he reconocido. WebNo con el fin de (re)afirmar que el de Alcibíades es el "malo" frente al de Diotima, sino para tratar de entender en el contexto platónico este otro amor que también hace su … ( Salir / hicimos juntos la expedición contra Potidea y allí éramos compañeros de Para mí, en efecto, nada es más importante que el que yo llegue a ser lo mejor posible y creo que en esto ninguno puede serme colaborador más eficaz que tú. Pero tú haz lo orgulloso, en efecto, estaba yo de mi belleza! Se daba la circunstancia de que yo estaba como jinete y él con la armadura de hoplita. Quien piensa lo más profundo, estima lo más vivo; aprecia la elevada juventud aquel que contempla el mundo. jóvenes bellos, que siempre está en torno suyo y se queda extasiado y -Pues jueces son de la arrogancia de Sócrates-. –Dices bien, Erixímaco –dijo Alcibíades–, pero comparar el En este banquete, Erixímaco propone que cada uno … él, que vence a todo el mundo en discursos, no sólo anteayer como tú, Pero como los generales reparasen en mi reputación y quisieran darme el premio a mí, tú mismo estuviste más resuelto que ellos a que lo recibiera yo y no tú. Tal es, pues, lo que yo y muchos otros hemos experimentado por las melodías de flauta de este sátiro. Sócrates, naturalmente, conversaba con ellos. ¿Elogiarme para Pasa toda su vida ironizando y bromeando con la gente; mas cuando se pone serio y se abre, no sé si alguno ha visto las imágenes de su interior. por un lado, que había sido despreciado, y admirando, por otro, la Aristodemo, como solía, le siguió. Me quedé, en efecto, señores, a solas con él y creí que al punto iba a decirme las cosas que en la soledad un amante diría a su amado; y estaba contento. Aristodemo dijo que no se acordaba de la mayor parte de la conversación, pues no había asistido desde el principio y estaba un poco adormilado, pero que lo esencial era -dijo- que Sócrates les obligaba a reconocer que era cosa del mismo hombre saber componer comedia y tragedia, y que quien con arte es autor de tragedias lo es también de comedias. Y, a la vez que se volvía, vio a Sócrates, y al verlo se sobresaltó y JULIO RAMON RIBEYRO. hombre del hombre más sabio y más bello, si se me permite hablar así. -La diré inmediatamente -dijo Alcibíades-. - Lo que tú ordenes, pues hay que obedecerte: porque un médico equivale a muchos otros hombres. En esto tampoco, Sócrates, dirás que miento. tan divinas y doradas, tan extremadamente bellas y admirables, que tenía Yo, sin embargo, las he visto ya una vez y me parecieron que eran tan divinas y doradas, tan extremadamente bellas y admirables, que tenía que hacer sin más lo que Sócrates mandara. Totalmente, pues de ello está revestido Yo, sin embargo, las he visto ya una vez y me parecieron que eran Esto es, señores, lo que yo elogio en Sócrates, y mezclando a la vez lo que le reprocho les he referido las ofensas que me hizo. colaborados más eficaz que tú. WebPáginas: 68 (16941 palabras) Publicado: 23 de mayo de 2012. Aristófanes –¿y qué necesidad hay de mencionar al propio Sócrates y a de los asuntos de los atenienses. -Dices bien, Erixímaco -dijo Alcibíades-, pero comparar el discurso de un hombre bebido con los discursos de hombres serenos no sería equitativo. mordidos también, en la idea de que sólo ellos comprenderán y Era ya mediodía y los hombres se habían percatado y, asombrados, se decían unos a otros: - Sócrates está de pie desde el amanecer meditando algo. WebResumen Del Cuento El Banquete Don Fernando Pasamano, transformó su residencia. Los participantes en el Banquete son: Agatón (poeta trágico y anfitrión), Erixímaco (médico), Fedro, Pausianas, Aristófanes (poeta cómico, autor de Las Nubes ), Sócrates, Aristodemo y Alcibiades. ponerme en ridículo?, ¿O qué vas a hacer? Además, sirve para concluir el … WebEl banquete de Platón: Resumen y Análisis «El Banquete» de Platón son una serie de discursos sobre el amor pronunciados en una fiesta en la antigua Grecia. Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión: Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Pero díganme enseguida: ¿entro en los términos cosas. - Erixímaco -dijo Alcibíades-, excelente hijo del mejor y más prudente padre, salud. Y, a la vez que se volvía, vio a Sócrates, y al verlo se sobresaltó y dijo: -¡Heracles! despedí y me quedé solo en su compañía. Ni siquiera esto me lo aceptó al punto, pero de todos modos con el tiempo se dejó persuadir. me parece que vacilas en mencionármelo. tenerlas delante de los ojos, no vio a Sócrates y se sentó junto a Agatón, En cambio, los criados y cualquier otro que sea profano y vulgar, que pongan ante sus orejas puertas muy grandes. pero la imagen tendrá por objeto la verdad, no la burla. Pero, ¿qué no eres flautista? mesa. A la fuerza, pues, me tapo los oídos y salgo huyendo de él como de las sirenas, para no envejecer sentado aquí a su lado. causado personalmente sus palabras y todavía ahora me causan. Y ahora, si quieres, veamos su comportamiento en las batallas, pues es justo concederle también este tributo. Hasta esta parte de mi relato, en efecto, la cosa podría estar bien y contarse ante cualquiera, pero lo que sigue no me lo oirán decir sí, en primer lugar, según el dicho, el vino, sin niños y con niños, no fuera veraz y, en segundo lugar, porque me parece injusto no manifestar una muy brillante acción de Sócrates, cuando uno se ha embarcado a hacer su elogio. Pues que no logré nada. Web“El banquete” es, al mismo tiempo, un elogio a la filosofía y un homenaje a Sócrates, el mentor de Platón. –Erixímaco –dijo Alcibíades–, excelente hijo del mejor y más tú no has hablado y ya has bebido, es justo que hables y, una vez que Luego, tras hacer su plegaria al sol, dejó el lugar y se fue. Pero, si no otra cosa, admirable hombre, permite, al menos, que Agatón se eche en medio de nosotros. que hacer sin más lo que Sócrates mandara. itemsMobile: [479, 2], Tampoco falta. Pero cuando se te oye a ti o a otro pronunciando tus palabras, aunque sea muy torpe el que las pronuncie, ya se trate de mujer, hombre o joven quien las escucha, quedamos pasmados y posesos. Como fue Aquiles, en efecto, se podría comparar a Brásidas y a otros, y, a su vez, como Pericles a Néstor y a Antenor -y hay también otros-, y de la misma manera se podría comparar también a los demás. Tratan … Ayer, en efecto, dijo, no me fue posible venir, pero ahora vengo con estas cintas sobre la cabeza, para de mi cabeza coronar la cabeza del hombre más sabio y más bello, si se me permite hablar así. Al mismo tiempo cogió algunas cintas, coronó a Sócrates y se acomodó. Sin embargo, no las ha hecho sólo a mí, sino también a Cármides, el hijo de Glaucón, a Eutidemo, el hijo de Diocles, y a muchísimos otros, a quienes él engaña entregándose como amante, mientras que luego resulta, más bien, amado en lugar de amante. Ahora bien, si intentas, al verla, compartirla conmigo y cambiar belleza por belleza, no en poco piensas aventajarme, pues pretendes adquirir lo que es verdaderamente bello a cambio de lo que lo es sólo en apariencia, y de hecho te propones intercambiar «oro por bronce». ¿Qué es esto? Y y firmeza había tropezado con un hombre tal como yo no hubiera Me quedé, en efecto, señores, a solas con él y creí que al punto De hecho, cuando nosotros oímos a O más bien, no hace ninguna falta. Finalmente, cuando llegó más tarde, unos jonios, después de cenar -y como era entonces verano-, sacaron fuera sus petates, y a la vez que dormían al fresco le observaban por ver si también durante la noche seguía estando de pie. sería equitativo. Pero volví a tenderle la misma sócrates ha conseguido cambiar las reglas, pero nada más empezar su discurso hace otro cambio radical: en vez de hablar él directamente cuenta lo que le … Our e-book is free for download. Totalmente, pues de ello está revestido por fuera, como un sileno esculpido, mas por dentro, una vez abierto, ¿de cuántas templanzas, compañeros de bebida, creéis que está lleno? podría conquistármelo. efectivamente es verdad lo que dices de mí y hay en mí un poder por el (página 42-52) Salud caballeros. Entonces, Erixímaco dijo: -¿Cómo lo hacemos, Alcibíades? De modo que ni tenía por qué irritarme y privarme de su compañía, ni encontraba la manera de cómo podría conquistármelo. que mi buena suerte era extraordinaria, en la idea de que me era posible, No mucho después se oyó en el patio la voz de Alcibíades, fuertemente borracho, preguntando a grandes gritos dónde estaba Agatón y pidiendo que le llevaran junto a él. mismo lo que consideres mejor para ti y para mí. Por consiguiente, me elijo a mí mismo como presidente de la bebida, hasta que ustedes beban lo suficiente. ¿O no? seriamente interesado por mi belleza pensé que era un encuentro feliz y Además, también a mí me sucede lo que le pasa a quien ha sufrido una mordedura de víbora, pues dicen que el que ha experimentado esto alguna vez no quiere decir cómo fue a nadie, excepto a los que han sido mordidos también, en la idea de que sólo ellos comprenderán y perdonarán, si se atrevió a hacer y decir cualquier cosa bajo los efectos del dolor. Yo, al menos, señores, si no fuera porque iba a parecer que estoy totalmente borracho, os diría bajo juramento qué impresiones me han causado personalmente sus palabras y todavía ahora me causan. Entonces yo me tropiezo casualmente con ellos y, en cuanto los veo, les exhorto a tener ánimo, diciéndoles que no los abandonaría. Entonces le sacudí y le Pues en mi opinión es lo más parecido a esos silenos existentes en los talleres de escultura, que fabrican los artesanos con siringas o flautas en la mano y que, cuando se abren en dos mitades, aparecen con estatuas de dioses en su interior. Platón: El banquete, en Platón: Diálogos volumen III. Todos los demás hemos hablado ya, pero puesto que Pero como es este hombre, aquí presente, en originalidad, tanto él personalmente como sus discursos, ni siquiera remotamente se encontrará alguno, por más que se le busque, ni entre los de ahora, ni entre los antiguos, a menos tal vez que se le compare, a él y a sus discursos, con los que he dicho: no con ningún hombre, sino con los silenos y sátiros. Pero, mi feliz amigo, examínalo mejor, no sea que te pase desapercibido que no soy nada. Éste, en efecto, encantaba a los hombres mediante instrumentos con el poder de su boca y aún hoy encanta al que interprete con la flauta sus melodías -pues las que interpretaba Olimpo digo que son de Marsias, su maestro-. Salud caballeros. Este artículo se propone estudiar las relaciones entre Sócrates y Alcibíades según la versión de Platón en el Banquete. pues bien, en primer lugar, en las fatigas era superior no sólo a mí, sino también a todos los demás. Pero no me has pasado desapercibido, sino que ese drama tuyo satírico y silénico está perfectamente claro. Pues, {y en Chile? -Escucha, entonces -dijo Erixímaco-. Se daba la circunstancia de que yo estaba como jinete y él con la armadura de hoplita. el alma, o como haya que llamarlo –, donde he sido herido y mordido iba a decirme las cosas que en la soledad un amante diría a su amado; y por esto se retiraban seguros él y su compañero, pues, por lo general, a los que tienen tal disposición en la guerra ni siquiera los tocan y sólo persiguen a los que huyen en desorden. Pues bien, señores, cuando se hubo apagado la lámpara y los escapado. Ahora, Agatón -dijo-, dame algunas de esas cintas para coronar también ésta su admirable cabeza y para que no me reproche que te coroné a ti y que, en cambio, a él, que vence a todo el mundo en discursos, no sólo anteayer como tú, sino siempre, no le coroné. su interior. loop: true, Pero, a pesar de hacer yo todo eso, él salió completamente victorioso, me despreció, se burló de mi belleza y me afrentó; y eso que en este tema, al menos, creía yo que era algo, ¡oh jueces! En efecto, así lo había pensado dijo. escapo de él y huyo, y cada vez que le veo me avergüenzo de lo que he Alcibíades o sobre la ruina de sí. adecuadamente cuando la de los ojos comienza a perder su fuerza, y tú una mordedura de víbora, pues dicen que el que ha experimentado esto Cuando Sócrates oyó esto, muy irónicamente, según su estilo tan 320: { Lo cual también a ti te digo, Agatón, para que no te dejes engañar por este hombre, sino que, INSTRUIDO POR NUESTRA EXPERIENCIA, TENGAS PRECAUCIÓN Y NO APRENDAS, SEGÚN EL REFRÁN, COMO UN NECIO, POR EXPERIENCIA PROPIA. En consecuencia, yo me avergonzaría mucho más ante los sensatos por no complacer a un hombre tal, que ante una multitud de insensatos por haberlo hecho. espero te ayude me das corona plis es que la necesito porfa te lo pido, Este sitio utiliza archivos cookies bajo la política de cookies . naturaleza de este hombre, su templanza y valentía, ya que en prudencia Si no estás de acuerdo, presentaré testigos. Y ahora, si queréis, veamos su comportamiento en las batallas, pues es justo concederle también este tributo. ¡Eh, tú! –Sócrates, ¿estás durmiendo? -En esto, ciertamente, tienes razón -dijo-. Y afirmo, además, que se parece al sátiro Marsias. Resumen de El banquete. El banquete o El Simposio es una obra escrita por el filósofo griego Platón sobre el 380 a.C. que trata sobre el tema del amor. Este libro junto con la obra Fredo constituyeron la idea del amor platónico. Si quieres entender la ideas platónicas descarga el resumen de El banquete. Si no estás de acuerdo, presentaré testigos. Sócrates acusa a Alcibíades de haberle puesto en contra de Agatón pues al final de su discurso Alcibíades prevenía a todos los … ¡Tales son las palabras y expresiones con que están revestidos por fuera, la piel, por así decir, de un sátiro insolente! Los bienes del mundo que este deseo, la ἐ π ιθυμία , suele pedir son tan perecederos y precarios que. La mayoría de los intérpretes ha afirmado que la postura de Platón sobre el amor en el diálogo, stricto sensu, es la de Diotima. WebDiscurso de Alcibíades In document El Banquete. - ¿Qué dices? responsive: { Entonces, Agatón se levantó para sentarse al lado de Sócrates, cuando de repente se presentó ante la puerta una gran cantidad de parrandistas y, encontrándola casualmente abierta porque alguien acababa de salir, marcharon directamente hasta ellos y se acomodaron. - Esto es justamente, dijo Alcibíades, lo que suele ocurrir: siempre que Sócrates está presente, a ningún otro le es posible participar de la compañía de los jóvenes bellos. Después de esto, ¿qué sentimientos creen que tenía yo, pensando, por un lado, que había sido despreciado, y admirando, por otro, la naturaleza de este hombre, su templanza y valentía, ya que en prudencia y firmeza había tropezado con un hombre tal como yo no hubiera pensado que iba a encontrar jamás? -Esto es justamente, dijo Alcibíades, lo que suele ocurrir: siempre que Sócrates está presente, a ningún otro le es posible participar de la compañía de los jóvenes bellos. Pero, ¿que no eres flautista? noche, y cuando quiso marcharse, alegando que era tarde, le forcé a trampa y, después de cenar, mantuve la conversación hasta entrada la hombre que está totalmente borracho, o debemos marcharnos tan -dijo Sócrates-, ¿qué tienes en la mente? En efecto, así lo había pensado dijo. revelan, por ser divinas, quiénes necesitan de los Dioses y de los ritos de ¿Sócrates aquí? ¿Elogiarme para ponerme en ridículo?, ¿o qué vas a hacer? bien y contarse ante cualquiera, pero lo que sigue no me lo oirán decir sí. Platón. dicho nada de distinta manera a como pienso, siendo ello así, delibera tú ¿Por qué te has colocado precisamente aquí? Fin del Banquete. Cuando Sócrates llegó al Liceo, se lavó, pasó el resto del día como de costumbre y, habiéndolo pasado así, al atardecer se fue a casa a descansar. ¿Por qué estás tan pendiente, admirable Sócrates, de este muchacho? Pues bien, señores, cuando se hubo apagado la lámpara y los esclavos estaban fuera, me pareció que no debía andarme por las ramas ante él, sino decirle libremente lo que pensaba. Una vez llena, se la bebió de un trago, primero, él y, luego, ordenó llenarla para Sócrates, a la vez que decía: Ante Sócrates, señores, este truco no me sirve de nada, pues beberá cuanto se le pida y nunca se embriagará. 9. - También para ti -dijo Erixímaco-, pero ¿qué vamos a hacer? Además, bienaventurado amigo, ¿te convence Sócrates en algo de lo que acaba de decir? otro privilegio de los celebrados por la multitud, por el contrario, Al decir esto Alcibíades, se produjo una risa general por su franqueza, puesto que parecía estar enamorado todavía de Sócrates. Don Fernando Pasamano ha invitado al presidente a un … poco más de dos litros). }); A Sócrates, señores, yo intentaré elogiarlo de la siguiente manera: por medio de imágenes. Para mí, en efecto, nada es más importante que el que yo llegue a Así, pues, estaba desconcertado y deambulaba de acá para allá Pues en mi -¿Qué dices? Así, pues, que eres semejante a éstos, al menos en la forma, Sócrates, ni tú mismo podrás discutirlo, pero que también te pareces en lo demás, escúchalo a continuación. Hasta esta parte de mi relato, en efecto, la cosa podría estar Efectivamente, si yo elogio en su presencia a algún otro, Los datos de descargas todavía no están disponibles. ¿Te parece bien, Erixímaco, que debo hacerlo? De todos modos, le pide a Sócrates que … elogio. que es verdaderamente bello a cambio de lo que lo es sólo en apariencia, dirás que miento. a su lado. una flautista mediocre, son las únicas que hacen que uno quede poseso y parte, a los Fedros, Agatones, Erixímacos, Pausanias, Aristodemos y Mira, pues, no sea que haga algo también ahora; reconcílianos o, si intenta hacer algo violento, protégeme, pues yo tengo mucho miedo de su locura y de su pasión por el amante. Puesto que de esta manera no alcanzaba en absoluto mi objetivo, me pareció que había que atacar a este hombre por la fuerza y no desistir, una vez que había puesto manos a la obra, sino que debía saber definitivamente cuál era la situación. Después de oír y decir esto y tras haber disparado, por así decir, items: 6, WebAntes de plantearce los discurso sobre el Amor (Eros), encontré importante resaltar el resumen de este prólogo ya que en este se dan las situaciones que anteceden al … En todo caso, sus melodías, ya las interprete un buen flautista o una flautista mediocre, son las únicas que hacen que uno quede poseso y revelan, por ser divinas, quiénes necesitan de los Dioses y de los ritos de iniciación. WebEl Banquete contiene una serie de discursos pronunciados en una fiesta en la antigua Grecia. Antes de que tú entraras habíamos decidido que cada uno debía pronunciar por turno, de izquierda a derecha, un discurso sobre Eros lo más bello que pudiera y hacer su encomio. y de hecho te propones intercambiar oro por bronce. -Pues bien, hazlo así -dijo Erixímaco-, si quieres. A la fuerza, pues, me tapo los oídos y hacer su encomio. - Dices bien, Erixímaco -dijo Alcibíades-, pero comparar el discurso de un hombre bebido con los discursos de hombres serenos no sería equitativo. En primer lugar, ¡cuánto aventajaba a Laques en dominio de sí mismo! ¿Beberán conmigo o no? mediante instrumentos con el poder de su boca y aún hoy encanta al que Entonces yo me tropiezo casualmente con ellos y, en cuanto los veo, les exhorto a tener ánimo, diciéndoles que no los abandonaría. intenta hacer algo violento, protégeme, pues yo tengo mucho miedo de Pero cuando se te oye a ti o a otro pronunciando tus palabras, aunque sea muy torpe el que las pronuncie, ya se trate de mujer, hombre o joven quien las escucha, quedamos pasmados y posesos. escultura, que fabrican los artesanos con siringas o flautas en la mano y Hizo gimnasia, en efecto, y luchó conmigo muchas veces sin que nadie estuviera presente. José Luis Molinuevo, pensamiento en imágenes, Fernando Broncano: El laberinto de la identidad, Santiago Sánchez-Migallón: La máquina de Von Neumann, Javier Pérez de Albéniz: El descodificador. Porque, efectivamente, y esto lo omití al principio, también sus discursos son muy semejantes a los silenos que se abren. Yo, pues, mordido por algo más doloroso y en la parte más dolorosa de los que uno podría ser mordido -pues ese es el corazón, en el alma, o como haya que llamarlo -, donde he sido herido y mordido por los discursos filosóficos, que se agarran más cruelmente que una víbora cuando se apoderan de un alma joven no mal dotada por naturaleza y la obligan a hacer y decir cualquier cosa -y viendo, por otra parte, a los Fedros, Agatones, Erixímacos, Pausanias, Aristodemos y Aristófanes -¿y qué necesidad hay de mencionar al propio Sócrates y a todos los demás? Hay un banquete al que van invitados muy importantes, entre ellos Sócrates. ¿Debo atacar a este hombre y vengarme delante de todos ustedes? supongo, una belleza irresistible y muy diferente a tu buen aspecto físico. que, por otra parte, ignora todo y nada sabe, al menos por su apariencia. con lo único que pensaba que iba a ser conquistado se me había Se echó, pues, a descansar en el lecho contiguo al mío, en el que precisamente había cenado, y ningún otro dormía en la habitación salvo nosotros. Pero quiero que me escuchen todavía cuán semejante es en otros aspectos a aquellos con quienes le comparé y qué extraordinario poder tiene, pues tengan por cierto que ninguno de ustedes le conoce. Además, también a mí me sucede lo que le pasa a quien ha sufrido una mordedura de víbora, pues dicen que el que ha experimentado esto alguna vez no quiere decir cómo fue a nadie, excepto a los que han sido mordidos también, en la idea de que sólo ellos comprenderán y perdonarán, si se atrevió a hacer y decir cualquier cosa bajos los efectos del dolor. - ¡Por Poseidón! Si no estás de acuerdo, presentaré Una vez sentado, abrazó a Agatón y lo coronó. nada. ¿Qué es esto? Todavía en otra ocasión, señores, valió la pena contemplar a Sócrates, cuando el ejército huía de Delión en retirada. WebEnsayos relacionados. ; pues todos habéis participado de la locura y frenesí del filósofo- …por eso precisamente todos me vais a escuchar, ya que me perdonaréis por lo que entonces hice y por lo que ahora digo. -dijo Alcibíades. dame algunas de esas cintas para coronar también ésta su admirable ¿Acogen como compañero de bebida a un hombre … -¡Oh Zeus! Al mismo tiempo cogió algunas cintas, coronó a Sócrates y se Sócrates, no dirás que no es verdad. Después de oír y decir esto y tras haber disparado, por así decir, mis dardos, yo pensé, en efecto, que lo había herido. Alcibíades realizará, como dijimos, un discurso diferente al del resto: todos los … Platón es un escritor colosal. discurso de un hombre bebido con los discursos de hombres serenos no pongan ante sus orejas puertas muy grandes. Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0. Todas estas cosas, en efecto, me habían sucedido antes; mas luego ¿Acogéis como compañero de bebida a un hombre que está totalmente borracho, o debemos marcharnos tan pronto como hayamos coronado a Agatón, que es a lo que hemos venido? Aquél presenta lo que suele considerarse como concepción platónica del amor, … que, cuando se abren en dos mitades, aparecen con estatuas de Dioses en Eres un lujurioso ¿O no? Aula de Filosofía de Eugenio Sánchez Bravo. Cada vez que nos veíamos obligados a no comer por estar aislados en algún lugar, como suele ocurrir en campaña, los demás no eran nada en cuanto resistencia. Y ¿qué debo decir? yo. De hecho, cuando nosotros oímos a algún otro, aunque sea muy buen orador, pronunciar otros discursos, a ninguno nos importa, por así decir, nada. En esta ocasión, precisamente, pude contemplar a Sócrates mejor que en Potidea, pues por estar a caballo yo tenía menos miedo.
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