amoris laetitia sobre el matrimonio

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amoris laetitia sobre el matrimonio

La familia es la primera escuela de los valores humanos, en la que se aprende el buen uso de la libertad. Los jóvenes deben poder advertir que están bombardeados por mensajes que no buscan su bien y su maduración. Según la tradición latina de la Iglesia, en el sacramento del matrimonio los ministros son el varón y la mujer que se casan[70], quienes, al manifestar su consentimiento y expresarlo en su entrega corpórea, reciben un gran don. Jn 8,1-11). A su vez, en la preparación de los novios, debe ser posible indicarles lugares y personas, consultorías o familias disponibles, donde puedan acudir en busca de ayuda cuando surjan dificultades. Debido a la riqueza de los dos años de reflexión que aportó el camino sinodal, esta Exhortación aborda, con diferentes estilos, muchos y variados temas. Así entonces, estamos llamados a vivir de misericordia, porque a nosotros en primer lugar se nos ha aplicado misericordia»[360]. No es sólo una obsesión por mostrar las propias cualidades, sino que además se pierde el sentido de la realidad. En cambio, sí podemos tener un proyecto común estable, comprometernos a amarnos y a vivir unidos hasta que la muerte nos separe, y vivir siempre una rica intimidad. 115. No son palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian. Un padre con una clara y feliz identidad masculina, que a su vez combine en su trato con la mujer el afecto y la protección, es tan necesario como los cuidados maternos. Es posible reconocer la verdad del otro, el valor de sus preocupaciones más hondas y el trasfondo de lo que dice, incluso detrás de palabras agresivas. Mt 13,3-9), nuestra tarea es cooperar en la siembra: lo demás es obra de Dios. Es una exhortación que nos invita a una profunda reflexión sobre el amor humano, el matrimonio y la familia. De este modo se puede llegar a advertir que no es razonable apostar por esa relación, para no exponerse a un fracaso previsible que tendrá consecuencias muy dolorosas. 242. Al mismo tiempo, hay que decir que, precisamente por esa razón, aquello que forma parte de un discernimiento práctico ante una situación particular no puede ser elevado a la categoría de una norma. 20. Ya que esta función educativa de las familias es tan importante y se ha vuelto muy compleja, quiero detenerme especialmente en este punto. LEER EN CASA EL CAPÍTULO IV DE “AMORIS LAETITIA” I. PRESENTACIÓN DEL CAPÍTULO: Ver el video de “Cinco panes” titulado Amoris Laetitia-capítulo IV- SEGUNDA PARTE (del nº 120 al 164) II. La escuela no sustituye a los padres sino que los complementa. Panta hypoménei significa que sobrelleva con espíritu positivo todas las contrariedades. 1 Co 4,18), pero en realidad tienen más palabrería que verdadero «poder» del Espíritu (cf. Panta pisteuei, «todo lo cree», por el contexto, no se debe entender «fe» en el sentido teológico, sino en el sentido corriente de «confianza». Interesa más la calidad que la cantidad, y hay que dar prioridad —junto con un renovado anuncio del kerygma— a aquellos contenidos que, comunicados de manera atractiva y cordial, les ayuden a comprometerse en un camino de toda la vida «con gran ánimo y liberalidad»[241]. Todo niño tiene derecho a recibir el amor de una madre y de un padre, ambos necesarios para su maduración íntegra y armoniosa. El camino ordinario es proponer pequeños pasos que puedan ser comprendidos, aceptados y valorados, e impliquen una renuncia proporcionada. La información debe llegar en el momento apropiado y de una manera adecuada a la etapa que viven. 36. Familiaris consortio, 13), describió el modo cómo los cónyuges, en su mutuo amor, reciben el don del Espíritu de Cristo y viven su llamada a la santidad»[61]. La Palabra de Dios no sólo es una buena nueva para la vida privada de las personas, sino también un criterio de juicio y una luz para el discernimiento de los diversos desafíos que deben afrontar los cónyuges y las familias»[252]. El amor tiene una intuición que le permite escuchar sin sonidos y ver en lo invisible. Mt 2,11). Por otro lado, sabemos también que «el matrimonio no ha sido instituido solamente para la procreación [...] Por ello, aunque la prole, tan deseada, muchas veces falte, el matrimonio, como amistad y comunión de la vida toda, sigue existiendo y conserva su valor e indisolubilidad»[199]. Porque «nuestros seres queridos no han desaparecido en la oscuridad de la nada: la esperanza nos asegura que ellos están en las manos buenas y fuertes de Dios»[284]. Lumen gentium, 11), de manera que la Iglesia, para comprender plenamente su misterio, mira a la familia cristiana, que lo manifiesta de modo genuino»[59]. También puede ayudar a compensar las fragilidades de los padres, o detectar y denunciar a tiempo posibles situaciones de violencia o incluso de abuso sufridas por los niños, dándoles un amor sano y una tutela familiar cuando sus padres no pueden asegurarla. El amor hace que uno espere al otro y ejercite esa paciencia propia del artesano que se heredó de Dios. Después recordaré algunas cuestiones elementales de la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia, para dar lugar así a los dos capítulos centrales, dedicados al amor. Recordemos que «un pequeño paso, en medio de grandes límites humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes dificultades»[352]. Alguien puede tener sentimientos sociables y una buena disposición hacia los demás, pero si durante mucho tiempo no se ha habituado por la insistencia de los mayores a decir «por favor», «permiso», «gracias», su buena disposición interior no se traducirá fácilmente en estas expresiones. En particular, tratando de la caridad conyugal (cf. A partir de allí, consideraré la situación actual de las familias en orden a mantener los pies en la tierra. La enseñanza de la teología moral no debería dejar de incorporar estas consideraciones, porque, si bien es verdad que hay que cuidar la integridad de la enseñanza moral de la Iglesia, siempre se debe poner especial cuidado en destacar y alentar los valores más altos y centrales del Evangelio[363], particularmente el primado de la caridad como respuesta a la iniciativa gratuita del amor de Dios. En el así llamado himno de la caridad escrito por san Pablo, vemos algunas características del amor verdadero: «El amor es paciente, es servicial; el amor no tiene envidia, no hace alarde, no es arrogante, no obra con dureza, no busca su propio interés, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. AMORIS LAETITIA Editorial SAN PABLO Paraguay. 139. A veces, los novios no perciben el peso teológico y espiritual del consentimiento, que ilumina el significado de todos los gestos posteriores. El más sano erotismo, si bien está unido a una búsqueda de placer, supone la admiración, y por eso puede humanizar los impulsos. Pero esa conciencia puede reconocer no sólo que una situación no responde objetivamente a la propuesta general del Evangelio. Es el «misterio nupcial»[69]. La expresión jairei epi te adikía indica algo negativo afincado en el secreto del corazón de la persona. Jesús mismo se conmovió y se echó a llorar en el velatorio de un amigo (cf. La reacción interior ante una molestia que nos causen los demás debería ser ante todo bendecir en el corazón, desear el bien del otro, pedir a Dios que lo libere y lo sane: «Responded con una bendición, porque para esto habéis sido llamados: para heredar una bendición» (1 P 3,9). Luego, «siguiendo las huellas del Concilio Vaticano II, el beato Pablo VI profundizó la doctrina sobre el matrimonio y la familia. Cada uno es único e irrepetible [...] Se ama a un hijo porque es hijo, no porque es hermoso o porque es de una o de otra manera; no, porque es hijo. Habrá que garantizar durante la formación una maduración para que los futuros ministros posean el equilibrio psíquico que su tarea les exige. La familia tiene que inventar todos los días nuevas formas de promover el reconocimiento mutuo. WebPrepararsi Al Matrimonio Guidati Da Papa Francesco By Arturo Cattaneo ... su cui fondare una nuova casa. ¡Abba Pater de MarÃa Gladys vc 04 21 19. Pero el hecho es que a veces las personas necesitan realizar a los cuarenta años una maduración atrasada que debería haberse logrado al final de la adolescencia. En la familia, entre hermanos, se aprende la convivencia humana [...] Tal vez no siempre somos conscientes de ello, pero es precisamente la familia la que introduce la fraternidad en el mundo. El alimento de la Eucaristía es fuerza y estímulo para vivir cada día la alianza matrimonial como «iglesia doméstica»[379]. En primer lugar, porque la entiendo como una propuesta para las familias cristianas, que las estimule a valorar los dones del matrimonio y de la familia, y a sostener un amor fuerte y lleno de valores como la generosidad, el compromiso, la fidelidad o la paciencia. Pocas alegrías humanas son tan hondas y festivas como cuando dos personas que se aman han conquistado juntos algo que les costó un gran esfuerzo compartido. Por eso «en las alegrías de su amor y de su vida familiar les da, ya aquí, un gusto anticipado del banquete de las bodas del Cordero»[67]. Después de haber sufrido y luchado juntos, los cónyuges pueden experimentar que valió la pena, porque consiguieron algo bueno, aprendieron algo juntos, o porque pueden valorar más lo que tienen. Nunca hay que restarle importancia a lo que diga o reclame, aunque sea necesario expresar el propio punto de vista. 181. Mc 6,34). La espiritualidad del amor familiar está hecha de miles de gestos reales y concretos. Su participación puede expresarse en diferentes servicios eclesiales: es necesario, por ello, discernir cuáles de las diversas formas de exclusión actualmente practicadas en el ámbito litúrgico, pastoral, educativo e institucional pueden ser superadas. Ef 5,21-33). Dicha familia proveerá asistencia y cuidados, y promoverá compañía y afecto, en cada fase de la vida»[33]. «Las situaciones referidas al acceso al bautismo de personas que están en una condición matrimonial compleja presentan dificultades particulares. A cada mujer embarazada quiero pedirle con afecto: Cuida tu alegría, que nada te quite el gozo interior de la maternidad. En efecto, a lo largo de su vida pastoral el sacerdote se encuentra sobre todo con familias. 47-52). Mt 22,39; Jn 13,34), y lo hizo a través de un principio que un padre o una madre suelen testimoniar en su propia existencia: «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos» (Jn 15,13). Cuando hemos sido ofendidos o desilusionados, el perdón es posible y deseable, pero nadie dice que sea fácil. Por eso el amor es artesanal. La idéntica dignidad entre el varón y la mujer nos mueve a alegrarnos de que se superen viejas formas de discriminación, y de que en el seno de las familias se desarrolle un ejercicio de reciprocidad. Jesús, María y José en vosotros contemplamos el esplendor del verdadero amor, a vosotros, confiados, nos dirigimos. 66. Conviene también recordar que la procreación o la adopción no son las únicas maneras de vivir la fecundidad del amor. 25. Hay un punto donde el amor de la pareja alcanza su mayor liberación y se convierte en un espacio de sana autonomía: cuando cada uno descubre que el otro no es suyo, sino que tiene un dueño mucho más importante, su único Señor. Al unirse ellos en una sola carne, representan el desposorio del Hijo de Dios con la naturaleza humana. Pero no hay que dejar de invitar a crear espacios semanales de oración familiar, porque «la familia que reza unida permanece unida». 291. 300. Mt 21,28-31) o víctimas de la violencia (cf. Los Padres quisieron enfatizar también que «uno de los desafíos fundamentales frente al que se encuentran las familias de hoy es seguramente el desafío educativo, todavía más arduo y complejo a causa de la realidad cultural actual y de la gran influencia de los medios de comunicación»[94]. Todos deberíamos ser capaces de decir, a partir de lo vivido en nuestras familias: «Hemos conocido el amor que Dios nos tiene» (1 Jn 4,16). Como decía san Ignacio de Loyola, «el amor se debe poner más en las obras que en las palabras»[106]. 304. Debemos despertar el sentido colectivo de gratitud, de aprecio, de hospitalidad, que hagan sentir al anciano parte viva de su comunidad. 11,23; 12,2.15-18); al mismo tiempo que se alaba la moderación de Dios para dar espacio al arrepentimiento, se insiste en su poder que se manifiesta cuando actúa con misericordia. La presencia paterna, y por tanto su autoridad, se ve afectada también por el tiempo cada vez mayor que se dedica a los medios de comunicación y a la tecnología de la distracción. Igualmente, debemos aceptar que «la necesidad de un lenguaje nuevo y más adecuado se presenta especialmente en el tiempo de presentar a los niños y adolescentes el tema de la sexualidad»[302]. 58. Alimentar esa agresividad íntima no sirve para nada. Hay diversas maneras legítimas de organizar la preparación próxima al matrimonio, y cada Iglesia local discernirá lo que sea mejor, procurando una formación adecuada que al mismo tiempo no aleje a los jóvenes del sacramento. Darse tiempo, tiempo de calidad, que consiste en escuchar con paciencia y atención, hasta que el otro haya expresado todo lo que necesitaba. 104. Debe quedar claro que este no es el ideal que el Evangelio propone para el matrimonio y la familia. 17. Eso también nos permite, en medio de las molestias de esta tierra, contemplar a esa persona con una mirada sobrenatural, a la luz de la esperanza, y esperar esa plenitud que un día recibirá en el Reino celestial, aunque ahora no sea visible. Un gran número de ancianos es acogido en estructuras eclesiales, donde pueden vivir en un ambiente sereno y familiar en el plano material y espiritual. Eso se vive en medio de la vida cotidiana de la familia. Hace falta orar con la propia historia, aceptarse a sí mismo, saber convivir con las propias limitaciones, e incluso perdonarse, para poder tener esa misma actitud con los demás. Los profesionales, en especial quienes tienen experiencia de acompañamiento, ayudan a encarnar las propuestas pastorales en las situaciones reales y en las inquietudes concretas de las familias. La tibieza, cualquier forma de relativismo, o un excesivo respeto a la hora de proponerlo, serían una falta de fidelidad al Evangelio y también una falta de amor de la Iglesia hacia los mismos jóvenes. Con esta mirada, hecha de fe y de amor, de gracia y de compromiso, de familia humana y de Trinidad divina, contemplamos la familia que la Palabra de Dios confía en las manos del varón, de la mujer y de los hijos para que conformen una comunión de personas que sea imagen de la unión entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. PPT Una lectura de Amoris Laetitia José Luis Guzón. ¿Significa esto que Dios mismo es sexuado o que con él hay una compañera divina, como creían algunas religiones antiguas? Alumni FP Montecastelo de Vigo abril 2016. papa … Las narraciones de los ancianos hacen mucho bien a los niños y jóvenes, ya que los conectan con la historia vivida tanto de la familia como del barrio y del país. No obstante, es posible encontrar algunos valores comunes que se puedan compartir y cultivar con entusiasmo. En ese caso, su decisión es muy voluntaria, no contradice la inclinación de su querer, pero no es libre, porque se le ha vuelto casi imposible no optar por ese mal. Una delicadeza propia del amor consiste en evitar verlos como competidores, como seres peligrosos, como invasores. Lc 15,8-10). Es providencial que estas reflexiones se desarrollen en el contexto de un Año Jubilar dedicado a la misericordia, porque también frente a las más diversas situaciones que afectan a la familia, «la Iglesia tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona. Si estos riesgos se trasladan al modo de entender la familia, esta puede convertirse en un lugar de paso, al que uno acude cuando le parece conveniente para sí mismo, o donde uno va a reclamar derechos, mientras los vínculos quedan abandonados a la precariedad voluble de los deseos y las circunstancias. 107. 1. El Estado tiene la responsabilidad de crear las condiciones legislativas y laborales para garantizar el futuro de los jóvenes y ayudarlos a realizar su proyecto de formar una familia»[22]. Para ello hay que tratar de ponerse en su lugar e interpretar el fondo de su corazón, detectar lo que le apasiona, y tomar esa pasión como punto de partida para profundizar en el diálogo. 4,21.33; 5,13). Los padres lo preparan con su oración, entregando su hijo a Jesús ya antes de su nacimiento. Bajo esta luz, la relación fecunda de la pareja se vuelve una imagen para descubrir y describir el misterio de Dios, fundamental en la visión cristiana de la Trinidad que contempla en Dios al Padre, al Hijo y al Espíritu de amor. Esto lleva a que el amor sea sustituido poco a poco por una mirada inquisidora e implacable, por el control de los méritos y derechos de cada uno, por los reclamos, la competencia y la autodefensa. Y, «¿cómo debo hacer las paces? 57. Hay un elemento de bondad del que nunca puedes deshacerte [...] Otra manera para amar a tu enemigo es esta: cuando se presenta la oportunidad para que derrotes a tu enemigo, ese es el momento en que debes decidir no hacerlo [...] Cuando te elevas al nivel del amor, de su gran belleza y poder, lo único que buscas derrotar es los sistemas malignos. El amor conyugal alcanza de este modo la plenitud a la que está ordenado interiormente, la caridad conyugal»[118]. En todas las situaciones, «la Iglesia siente la necesidad de decir una palabra de verdad y de esperanza [...] Los grandes valores del matrimonio y de la familia cristiana corresponden a la búsqueda que impregna la existencia humana»[48]. Pero me parece muy importante recordar que la educación integral de los hijos es «obligación gravísima», a la vez que «derecho primario» de los padres[96]. Es decir, algunos se creen grandes porque saben más que los demás, y se dedican a exigirles y a controlarlos, cuando en realidad lo que nos hace grandes es el amor que comprende, cuida, protege al débil. 156. Pero este argumento no es válido, «es una falsedad, no es verdad. Como recordaron los Obispos de Chile, «no existen las familias perfectas que nos propone la propaganda falaz y consumista. 164. 150. No obstante, son indispensables algunos momentos personalizados, porque el principal objetivo es ayudar a cada uno para que aprenda a amar a esta persona concreta con la que pretende compartir toda la vida. Las crisis matrimoniales frecuentemente «se afrontan de un modo superficial y sin la valentía de la paciencia, del diálogo sincero, del perdón recíproco, de la reconciliación y también del sacrificio. El abuso sexual de los niños se torna todavía más escandaloso cuando ocurre en los lugares donde deben ser protegidos, particularmente en las familias y en las escuelas y en las comunidades e instituciones cristianas[29]. Seguramente es posible, porque es lo que pide el Evangelio: «Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis» (Mt 10,8). La maternidad surge de una «particular potencialidad del organismo femenino, que con peculiaridad creadora sirve a la concepción y a la generación del ser humano»[183]. Y, para los creyentes, es una alianza ante Dios que reclama fidelidad: «El Señor es testigo entre tú y la esposa de tu juventud, a la que tú traicionaste, siendo que era tu compañera, la mujer de tu alianza [...] No traiciones a la esposa de tu juventud. La alegría matrimonial, que puede vivirse aun en medio del dolor, implica aceptar que el matrimonio es una necesaria combinación de gozos y de esfuerzos, de tensiones y de descanso, de sufrimientos y de liberaciones, de satisfacciones y de búsquedas, de molestias y de placeres, siempre en el camino de la amistad, que mueve a los esposos a cuidarse: «se prestan mutuamente ayuda y servicio»[128]. En la preparación más inmediata es importante iluminar a los novios para vivir con mucha hondura la celebración litúrgica, ayudándoles a percibir y vivir el sentido de cada gesto. Quiero decir a los jóvenes que nada de todo esto se ve perjudicado cuando el amor asume el cauce de la institución matrimonial. [...] ¿No es este el carpintero, el hijo de María?» (Mc 6,2-3). Para hacer efectiva esa prolongación de la paternidad en una realidad más amplia, «las comunidades cristianas están llamadas a ofrecer su apoyo a la misión educativa de las familias»[297],de manera particular a través de la catequesis de iniciación. ¿Hay sitio para el anciano? A la vez, puesto que las resistencias de los jóvenes están muy ligadas a malas experiencias, es necesario ayudarles a hacer un camino de curación de ese mundo interior herido, de manera que puedan dar un paso para comprender y reconciliarse con los seres humanos y con la sociedad. Por eso puede ayudarnos a interpretarlos para reconocer en la historia familiar el mensaje de Dios. 16. Sin embargo, «numerosos niños desde el inicio son rechazados, abandonados, les roban su infancia y su futuro. Entre estas, la castidad resulta condición preciosa para el crecimiento genuino del amor interpersonal. En algunos países, especialmente en distintas partes de África, el secularismo no ha logrado debilitar algunos valores tradicionales, y en cada matrimonio se produce una fuerte unión entre dos familias ampliadas, donde todavía se conserva un sistema bien definido de gestión de conflictos y dificultades. Disculpa todo, cree todo, espera todo, soporta todo. Además, ellos juntos enseñan el valor de la reciprocidad, del encuentro entre diferentes, donde cada uno aporta su propia identidad y sabe también recibir del otro. Por eso, si le exijo demasiado, me lo hará saber de alguna manera, ya que no podrá ni aceptará jugar el papel de un ser divino ni estar al servicio de todas mis necesidades. El mismo Apóstol Pablo se mostraba orgulloso de haber vivido sin ser un peso para los demás, porque trabajó con sus manos y así se aseguró el sustento (cf. Los padres no deben ser abandonados ni descuidados, pero para unirse en matrimonio hay que dejarlos, de manera que el nuevo hogar sea la morada, la protección, la plataforma y el proyecto, y sea posible convertirse de verdad en «una sola carne» (ibíd.). Amoris Laetitia Libros Revistas y Comics en Mercado. Estas actitudes son fundamentales para evitar el grave riesgo de mensajes equivocados, como la idea de que algún sacerdote puede conceder rápidamente «excepciones», o de que existen personas que pueden obtener privilegios sacramentales a cambio de favores. Sin el pudor, podemos reducir el afecto y la sexualidad a obsesiones que nos concentran sólo en la genitalidad, en morbosidades que desfiguran nuestra capacidad de amar y en diversas formas de violencia sexual que nos llevan a ser tratados de modo inhumano o a dañar a otros. Dice la Palabra de Dios que «quien aborrece a su hermano está en las tinieblas» (1 Jn 2,11), «permanece en la muerte» (1 Jn 3,14) y «no ha conocido a Dios» (1 Jn 4,8). Ap 21,2.9). Cuando se proponen valores, hay que ir a poco, avanzar de diversas maneras de acuerdo con la edad y con las posibilidades concretas de las personas, sin pretender aplicar metodologías rígidas e inmutables. Es preciso recordar la importancia de las virtudes. «No nos cansemos de hacer el bien» (Ga 6,9). La enseñanza de la Iglesia «ayuda a vivir de manera armoniosa y consciente la comunión entre los cónyuges, en todas sus dimensiones, junto a la responsabilidad generativa. ¡Tres palabras clave!»[132]. Se trata, pues, de «discernir» el Cuerpo del Señor, de reconocerlo con fe y caridad, tanto en los signos sacramentales como en la comunidad, de otro modo, se come y se bebe la propia condenación (cf. Jesús, que reconcilió en sí cada cosa y ha redimido al hombre del pecado, no sólo volvió a llevar el matrimonio y la familia a su forma original, sino que también elevó el matrimonio a signo sacramental de su amor por la Iglesia (cf. La verdad es que «la comunión familiar puede ser conservada y perfeccionada sólo con un gran espíritu de sacrificio. 323. Lc 15,11-32) hasta los hijos difíciles con comportamientos inexplicables (cf. Este es el misterio de la Navidad y el secreto de Nazaret, lleno de perfume a familia. Pero el matrimonio agrega a todo ello una exclusividad indisoluble, que se expresa en el proyecto estable de compartir y construir juntos toda la existencia. Al mismo tiempo que intenta dar el paso del perdón, cada uno tiene que preguntarse con serena humildad si no ha creado las condiciones para exponer al otro a cometer ciertos errores. Se trata de una suerte de «iniciación» al sacramento del matrimonio que les aporte los elementos necesarios para poder recibirlo con las mejores disposiciones y comenzar con cierta solidez la vida familiar. La mirada que valora tiene una enorme importancia, y retacearla suele hacer daño. Una reflexión sincera puede fortalecer la confianza en la misericordia de Dios, que no es negada a nadie»[337]. La madre acompaña a Dios para que se produzca el milagro de una nueva vida. Nuestro Señor aprecia de manera especial a quien se alegra con la felicidad del otro. Web“amoris laetitia” (al – “la alegría del amor”), la exhortación apostólica post-sinodal “sobre el amor en la familia”, con fecha no casual del 19 de marzo, solemnidad de san josé, … Tampoco podemos olvidar la degeneración que el pecado introduce en la sociedad cuando el ser humano se comporta como tirano ante la naturaleza, devastándola, usándola de modo egoísta y hasta brutal. Acompañar después de rupturas y divorcios. 261. 265. En ellos se realiza aquel designio primordial que Cristo mismo evoca con intensidad: «¿No habéis leído que el Creador en el principio los creó hombre y mujer?» (Mt 19,4). Pero de nuestra conciencia del peso de las circunstancias atenuantes —psicológicas, históricas e incluso biológicas— se sigue que, «sin disminuir el valor del ideal evangélico, hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día», dando lugar a «la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible»[355]. Jesús recordaba a los fariseos que el abandono de los padres está en contra de la Ley de Dios (cf. 243. El amor vivido en las familias es una fuerza constante para la vida de la Iglesia. Cuando uno lee el pasaje de la Biblia sobre la creación del hombre y de la mujer, ve que Dios primero plasma al hombre (cf. Por supuesto que esto no implica exigirles a los niños que actúen como adultos, pero tampoco cabe menospreciar su capacidad de crecer en la maduración de una libertad responsable. La Iglesia quiere llegar a las familias con humilde comprensión, y su deseo «es acompañar a cada una y a todas las familias para que puedan descubrir la mejor manera de superar las dificultades que se encuentran en su camino»[227]. Importancia del perdón en el matrimonio. Él recalca que “el matrimonio basado en un amor exclusivo y definitivo se convierte en el icono de la relación de Dios con su pueblo y, viceversa, el modo de amar de Dios se convierte en la medida del amor humano” (11). 76. Viendo llorar a los demás, se conmovía y se turbaba (cf. ¿Cómo integrar disciplina con inquietud interior? Su práctica es legal en muchos países. 146. Es verdad que la conciencia recta de los esposos, cuando han sido muy generosos en la comunicación de la vida, puede orientarlos a la decisión de limitar el número de hijos por motivos suficientemente serios, pero también, «por amor a esta dignidad de la conciencia, la Iglesia rechaza con todas sus fuerzas las intervenciones coercitivas del Estado en favor de la anticoncepción, la esterilización e incluso del aborto»[20]. El Papa Pío XI enseñaba que ese amor permea todos los deberes de la vida conyugal y «tiene cierto principado de nobleza»[117]. La primera expresión utilizada es makrothymei. Ese niño merece tu alegría. Webdecidida sobre el hecho de que “en la naturaleza misma del amor conyugal está la apertura a lo definitivo” , propiamente al interior de esa “combinación de alegrías y de fatigas, de tensiones y de reposo, de sufrimientos y de liberación, de satisfacciones y de búsquedas, de fastidios y de placeres” es, precisamente, el matrimonio. Y el motivo está justamente en su totalidad»[139]. El individualismo de estos tiempos a veces lleva a encerrarse en un pequeño nido de seguridad y a sentir a los otros como un peligro molesto. 314. Por eso, ya no es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación así llamada «irregular» viven en una situación de pecado mortal, privados de la gracia santificante. Nunca estarán solos con sus propias fuerzas para enfrentar los desafíos que se presenten. Por eso se dice también que «los maridos deben amar a sus mujeres como a sus propios cuerpos» (Ef 5,28). El problema de nuestros días no parece ser ya tanto la presencia entrometida del padre, sino más bien su ausencia, el hecho de no estar presente. Vive ese sereno entusiasmo en medio de tus molestias, y ruega al Señor que cuide tu alegría para que puedas transmitirla a tu niño. En los días amargos de la familia hay una unión con Jesús abandonado que puede evitar una ruptura. Simplemente nunca termina. La virginidad es una forma de amar. Ellos «ya no tienen aquellos hervores sensitivos ni aquellas furias y fuegos hervorosos por fuera, sino que gustan la suavidad del vino de amor ya bien cocido en su sustancia [...] asentado allá dentro en el alma»[253]. La adopción es un camino para realizar la maternidad y la paternidad de una manera muy generosa, y quiero alentar a quienes no pueden tener hijos a que sean magnánimos y abran su amor matrimonial para recibir a quienes están privados de un adecuado contexto familiar. En cambio, las palabras adecuadas, dichas en el momento justo, protegen y alimentan el amor día tras día. De ese modo, los matrimonios podrán reconocer el sentido del camino que están recorriendo. Eso es imposible para quien necesita estar siempre comparándose o compitiendo, incluso con el propio cónyuge, hasta el punto de alegrarse secretamente por sus fracasos. En las difíciles situaciones que viven las personas más necesitadas, la Iglesia debe tener un especial cuidado para comprender, consolar, integrar, evitando imponerles una serie de normas como si fueran una roca, con lo cual se consigue el efecto de hacer que se sientan juzgadas y abandonadas precisamente por esa Madre que está llamada a acercarles la misericordia de Dios. Los padres tienen el deber de cumplir con seriedad su misión educadora, como enseñan a menudo los sabios bíblicos (cf. Sin embargo, este himno al amor afirma que el amor «no busca su propio interés», o «no busca lo que es de él». Los esposos que se aman y se pertenecen, hablan bien el uno del otro, intentan mostrar el lado bueno del cónyuge más allá de sus debilidades y errores. Si no alimentamos nuestra capacidad de gozar con el bien del otro y, sobre todo, nos concentramos en nuestras propias necesidades, nos condenamos a vivir con poca alegría, ya que como ha dicho Jesús «hay más felicidad en dar que en recibir» (Hch 20,35). Respetar la dignidad de un niño significa afirmar su necesidad y derecho natural a una madre y a un padre»[188]. 127. Jn 16,13), es decir, cuando nos introduzca perfectamente en el misterio de Cristo y podamos ver todo con su mirada. En efecto, encierra algo sagrado, algo divino, algo que está en la raíz de cualquier otro tipo de respeto entre los hombres. Pero «prometer un amor para siempre es posible cuando se descubre un plan que sobrepasa los propios proyectos, que nos sostiene y nos permite entregar totalmente nuestro futuro a la persona amada»[123]. «Valorar la fase conclusiva de la vida es todavía más necesario hoy, porque en la sociedad actual se trata de cancelar de todos los modos posibles el momento del tránsito. Es verdad que a veces «nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores. La violencia verbal, física y sexual que se ejerce contra las mujeres en algunos matrimonios contradice la naturaleza misma de la unión conyugal. Ninguna unión precaria o cerrada a la comunicación de la vida nos asegura el futuro de la sociedad. La figura paterna, por otra parte, ayuda a percibir los límites de la realidad, y se caracteriza más por la orientación, por la salida hacia el mundo más amplio y desafiante, por la invitación al esfuerzo y a la lucha. Col 3,21). Porque todo eso prepara para un don de sí íntegro y generoso que se expresará, luego de un compromiso público, en la entrega de los cuerpos. El discernimiento debe ayudar a encontrar los posibles caminos de respuesta a Dios y de crecimiento en medio de los límites. El perdón por la injusticia sufrida no es fácil, pero es un camino que la gracia hace posible. No es necesario controlar al otro, seguir minuciosamente sus pasos, para evitar que escape de nuestros brazos. Los cristianos no podemos renunciar a proponer el matrimonio con el fin de no contradecir la sensibilidad actual, para estar a la moda, o por sentimientos de inferioridad frente al descalabro moral y humano. Esta misma raíz del amor, en todo caso, es lo que me lleva a rechazar la injusticia de que algunos tengan demasiado y otros no tengan nada, o lo que me mueve a buscar que también los descartables de la sociedad puedan vivir un poco de alegría. Amo a esa persona, la miro con la mirada de Dios Padre, que nos regala todo «para que lo disfrutemos» (1 Tm 6,17), y entonces acepto en mi interior que pueda disfrutar de un buen momento. Aunque los padres necesitan de la escuela para asegurar una instrucción básica de sus hijos, nunca pueden delegar completamente su formación moral. El papa Francisco, en su exhortación apostólica Amoris Laetitia, hace un análisis sobre qué es y cómo debe ser un matrimonio. 11. 113. Il testo è basato sugli insegnamenti di papa Francesco contenuti nell'esortazione "Amoris laetitia" e offre materiali e spunti suggestivi per sei incontri di ... pdf. Siempre hace falta una vigilancia. La simple convivencia a menudo se elige a causa de la mentalidad general contraria a las instituciones y a los compromisos definitivos, pero también porque se espera adquirir una mayor seguridad existencial (trabajo y salario fijo). 116. 83. Esa fidelidad llena de sacrificios y de gozos va como floreciendo en la edad en que todo se pone añejo y los ojos se ponen brillantes al contemplar los hijos de sus hijos. Esto nos refleja el primado del amor de Dios que siempre toma la iniciativa, porque los hijos «son amados antes de haber hecho algo para merecerlo»[178]. Cuando la familia acoge y sale hacia los demás, especialmente hacia los pobres y abandonados, es «símbolo, testimonio y participación de la maternidad de la Iglesia»[390]. No se puede educar sin memoria: «Recordad aquellos días primeros» (Hb 10,32). Esa ausencia, ese abandono afectivo, provoca un dolor más íntimo que una eventual corrección que reciba por una mala acción. ¿Quién es capaz de tomarse en serio a los jóvenes? No se trata sólo del amor del padre y de la madre por separado, sino también del amor entre ellos, percibido como fuente de la propia existencia, como nido que acoge y como fundamento de la familia. 4. Aquí aparece la delicada y tierna intimidad que existe entre la madre y su niño, un recién nacido que duerme en los brazos de su madre después de haber sido amamantado. Comenzar a sentir deseo o rechazo no es pecaminoso ni reprochable. Necesitan sorprenderse juntos por los dones de Dios y alimentar juntos el entusiasmo por vivir. De ese modo, cualquier error o caída del cónyuge puede dañar el vínculo amoroso y la estabilidad familiar. Este aspecto trinitario de la pareja tiene una nueva representación en la teología paulina cuando el Apóstol la relaciona con el «misterio» de la unión entre Cristo y la Iglesia (cf. El debilitamiento de la fe y de la práctica religiosa en algunas sociedades afecta a las familias y las deja más solas con sus dificultades. Su dedicación enriquece extraordinariamente a la familia, en la Iglesia y en la sociedad»[165]. Como han indicado los Padres sinodales, a pesar de las numerosas señales de crisis del matrimonio, «el deseo de familia permanece vivo, especialmente entre los jóvenes, y esto motiva a la Iglesia»[1]. 244. Circunstancias atenuantes en el discernimiento pastoral. El grano de mostaza, tan pequeña semilla, se convierte en un gran arbusto (cf. Suelen ser muy útiles los grupos de novios y las ofertas de charlas opcionales sobre una variedad de temas que interesan realmente a los jóvenes. De todos modos, necesitamos reflexionar más acerca de la acción divina en el rito nupcial, que aparece muy destacada en las Iglesias orientales, al resaltar la importancia de la bendición sobre los contrayentes como signo del don del Espíritu. En este contexto, no puedo dejar de decir que, si la familia es el santuario de la vida, el lugar donde la vida es engendrada y cuidada, constituye una contradicción lacerante que se convierta en el lugar donde la vida es negada y destrozada. Porque si luego ellos te invitan a ti, esa será tu recompensa. Estas manifestaciones de su sensibilidad mostraban hasta qué punto su corazón humano estaba abierto a los demás. LA ALEGRÓA DEL AMOR AMORIS LAETITIA. 274. Gracias a ellas, en efecto, se hace creíble la belleza del matrimonio indisoluble y fiel para siempre. Porque «los hijos son un don. Ese gozo, efecto del amor fraterno, no es el de la vanidad de quien se mira a sí mismo, sino el del amante que se complace en el bien del ser amado, que se derrama en el otro y se vuelve fecundo en él. Atravesemos entonces el umbral de esta casa serena, con su familia sentada en torno a la mesa festiva. 43. Por lo tanto, la familia es el lugar donde los padres se convierten en los primeros maestros de la fe para sus hijos. Gn 1,27-28). Una frase que expresa en forma simple y concreta el compromiso mutuo que encierra la Alianza de Amor que sellamos en Schoenstatt. Juan Pablo II, Dives in misericordia, 4). El fruto de esta unión es «ser una sola carne», sea en el abrazo físico, sea en la unión de los corazones y de las vidas y, quizás, en el hijo que nacerá de los dos, el cual llevará en sí, uniéndolas no sólo genéticamente sino también espiritualmente, las dos «carnes». Cornelia Hernández. 31. 285. El matrimonio como institución social es protección y cauce para el compromiso mutuo, para la maduración del amor, para que la opción por el otro crezca en solidez, concretización y profundidad, y a su vez para que pueda cumplir su misión en la sociedad. 280. Ese regalo de Dios incluye la sexualidad: «No os privéis uno del otro» (1 Co 7,5). Es bueno acompañar a los cónyuges para que puedan aceptar las crisis que lleguen, tomar el guante y hacerles un lugar en la vida familiar. El encuentro educativo entre padres e hijos puede ser facilitado o perjudicado por las tecnologías de la comunicación y la distracción, cada vez más sofisticadas. Se trata de acogerlas y acompañarlas con paciencia y delicadeza»[322]. 318. En este contexto, «los cónyuges se sienten a menudo inseguros, indecisos y les cuesta encontrar los modos para crecer. Conocer y poder tomar posición frente a los acontecimientos pasados es la única posibilidad de construir un futuro con sentido. 40. La comunidad local y los pastores deben acompañar a estas personas con solicitud, sobre todo cuando hay hijos o su situación de pobreza es grave»[260]. Webtime golf in scotland 1457 1744 pdf. Los que asumen el desafío de adoptar y acogen a una persona de manera incondicional y gratuita, se convierten en mediaciones de ese amor de Dios que dice: «Aunque tu madre te olvidase, yo jamás te olvidaría» (Is 49,15). En algunos matrimonios ocurre que se ocultan muchas cosas al propio cónyuge que, en cambio se hablan con los propios padres, hasta el punto que importan más las opiniones de los padres que los sentimientos y las opiniones del cónyuge. Porque «es como si se detuviese el tiempo: se abre un abismo que traga el pasado y también el futuro [...] Y a veces se llega incluso a culpar a Dios. La vida en pareja es una participación en la obra fecunda de Dios, y cada uno es para el otro una permanente provocación del Espíritu. Él no es un complemento o una solución para una inquietud personal. Es propio de todo ser viviente tender hacia otra cosa, y esta tendencia tiene siempre señales afectivas básicas: el placer o el dolor, la alegría o la pena, la ternura o el temor. No hacen bien algunas fantasías sobre un amor idílico y perfecto, privado así de todo estímulo para crecer. Si aceptamos la muerte podemos prepararnos para ella. 246. Ninguna familia puede ser fecunda si se concibe como demasiado diferente o «separada». En ellas no pasan los años, no existe la enfermedad, el dolor ni la muerte [...] La propaganda consumista muestra una fantasía que nada tiene que ver con la realidad que deben afrontar, en el día a día, los jefes y jefas de hogar»[137]. Por eso, los gestos que expresan ese amor deben ser constantemente cultivados, sin mezquindad, llenos de palabras generosas. Jesús inició sus milagros en el banquete de bodas de Caná: el vino bueno del milagro del Señor, que anima el nacimiento de una nueva familia, es el vino nuevo de la Alianza de Cristo con los hombres y mujeres de todos los tiempos [...] Generalmente, el celebrante tiene la oportunidad de dirigirse a una asamblea compuesta de personas que participan poco en la vida eclesial o que pertenecen a otra confesión cristiana o comunidad religiosa. El amor en el matrimonio. 152. La tarea de los padres incluye una educación de la voluntad y un desarrollo de hábitos buenos e inclinaciones afectivas a favor del bien. En algunos casos, la valoración de la dignidad propia y del bien de los hijos exige poner un límite firme a las pretensiones excesivas del otro, a una gran injusticia, a la violencia o a una falta de respeto que se ha vuelto crónica. De hecho, en muchos países donde disminuye el número de matrimonios, crece el número de personas que deciden vivir solas, o que conviven sin cohabitar. Todo el proceso está surcado por preguntas, sobre las causas de la muerte, sobre lo que se podría haber hecho, sobre lo que vive una persona en el momento previo a la muerte. 87. 2017 SPA Declaracion de Los Obispos Alemanes Amoris Laetitia. El narcisismo vuelve a las personas incapaces de mirar más allá de sí mismas, de sus deseos y necesidades. No es sano que se intercambien los roles entre padres e hijos, lo cual daña el adecuado proceso de maduración que los niños necesitan recorrer y les niega un amor orientador que les ayude a madurar[196]. 121. Hay que saber encontrar un equilibrio entre dos extremos igualmente nocivos: uno sería pretender construir un mundo a medida de los deseos del hijo, que crece sintiéndose sujeto de derechos pero no de responsabilidades. Jesús era un modelo porque, cuando alguien se acercaba a conversar con él, detenía su mirada, miraba con amor (cf. La Iglesia, mientras se opone firmemente a estas prácticas, siente el deber de ayudar a las familias que cuidan de sus miembros ancianos y enfermos»[35]. Es lo que se afirma en el Salmo 128 que tomamos como base: «Que el Señor te bendiga desde Sión» (v. 5). WebEl 19 de marzo de 2021, la Iglesia celebra el quinto aniversario de la publicación de la exhortación apostólica del Papa Francisco Amoris Laetitia, sobre la belleza y la alegría … WebIV - La preparación al matrimonio en Amoris Laetitia. A través de ellos también he querido «hacer evidente que el mismo Obispo en su Iglesia, de la que es constituido pastor y cabeza, es por eso mismo juez entre los fieles que se le han confiado»[265]. Algunas corrientes espirituales insisten en eliminar el deseo para liberarse del dolor. Es verdad que estas imágenes reflejan la cultura de una sociedad antigua, pero la presencia de los hijos es de todos modos un signo de plenitud de la familia en la continuidad de la misma historia de salvación, de generación en generación. Hay que mirarlo con esos ojos de amor del Padre, que mira más allá de toda apariencia. 219. Deben poder percibir el atractivo de una unión plena que eleva y perfecciona la dimensión social de la existencia, otorga a la sexualidad su mayor sentido, a la vez que promueve el bien de los hijos y les ofrece el mejor contexto para su maduración y educación. En este contexto, el erotismo aparece como manifestación específicamente humana de la sexualidad. El sentido del consentimiento muestra que «libertad y fidelidad no se oponen, más bien se sostienen mutuamente, tanto en las relaciones interpersonales, como en las sociales. En la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, el beato Pablo VI evidenció la relación entre la familia y la Iglesia»[60]. Cuando son bien utilizadas pueden ser útiles para conectar a los miembros de la familia a pesar de la distancia. Los matrimonios entre católicos y otros bautizados “presentan, aun en su particular fisonomía, numerosos elementos que es necesario valorar y desarrollar, tanto por su valor intrínseco, como por la aportación que pueden dar al movimiento ecuménico”. Hay que acoger y valorar especialmente el dolor de quienes han sufrido injustamente la separación, el divorcio o el abandono, o bien, se han visto obligados a romper la convivencia por los maltratos del cónyuge. «Frente a situaciones difíciles y familias heridas, siempre es necesario recordar un principio general: “Los pastores, por amor a la verdad, están obligados a discernir bien las situaciones” (Familiaris consortio, 84). Alumni FP Montecastelo de Vigo abril 2016. papa parroquiadesantbaldiri org. «La familia se convierte en sujeto de la acción pastoral mediante el anuncio explícito del Evangelio y el legado de múltiples formas de testimonio, entre las cuales: la solidaridad con los pobres, la apertura a la diversidad de las personas, la custodia de la creación, la solidaridad moral y material hacia las otras familias, sobre todo hacia las más necesitadas, el compromiso con la promoción del bien común, incluso mediante la transformación de las estructuras sociales injustas, a partir del territorio en el cual la familia vive, practicando las obras de misericordia corporal y espiritual»[310]. «La viudez es una experiencia particularmente difícil [...] Algunos, cuando les toca vivir esta experiencia, muestran que saben volcar sus energías todavía con más entrega en los hijos y los nietos, y encuentran en esta experiencia de amor una nueva misión educativa [...] A quienes no cuentan con la presencia de familiares a los que dedicarse y de los cuales recibir afecto y cercanía, la comunidad cristiana debe sostenerlos con particular atención y disponibilidad, sobre todo si se encuentran en condiciones de indigencia»[282]. «En algunas sociedades todavía está en vigor la práctica de la poligamia; en otros contextos permanece la práctica de los matrimonios combinados [...] En numerosos contextos, y no sólo occidentales, se está ampliamente difundiendo la praxis de la convivencia que precede al matrimonio, así como convivencias no orientadas a asumir la forma de un vínculo institucional»[40]. Ellos, «que forman parte de la Iglesia, necesitan una atención pastoral misericordiosa y alentadora»[316]. La caridad fraterna es la primera ley de los cristianos (cf. La eutanasia y el suicidio asistido son graves amenazas para las familias de todo el mundo. La encarnación del Verbo en una familia humana, en Nazaret, conmueve con su novedad la historia del mundo. No basta incorporar una genérica preocupación por la familia en los grandes proyectos pastorales. Por eso mismo, la familia «ha sido siempre el “hospital” más cercano»[384]. Esto se vive y se cultiva en medio de la vida que comparten todos los días los esposos, entre sí y con sus hijos. Lc 10,38) y con la familia de Pedro (cf. Por ello, siempre conviene considerar «inadecuada cualquier concepción teológica que en último término ponga en duda la omnipotencia de Dios y, en especial, su misericordia»[365]. Así, los cónyuges, al reencontrarse, pueden vivir la alegría de compartir lo que han recibido y aprendido fuera del círculo familiar. 119. ¿No pone quizás carteles de prohibición precisamente allí donde la alegría, predispuesta en nosotros por el Creador, nos ofrece una felicidad que nos hace pregustar algo de lo divino?»[142].Pero él respondía que, si bien no han faltado exageraciones o ascetismos desviados en el cristianismo, la enseñanza oficial de la Iglesia, fiel a las Escrituras, no rechazó «el eros como tal, sino que declaró guerra a su desviación destructora, puesto que la falsa divinización del eros [...] lo priva de su dignidad divina y lo deshumaniza»[143]. 184. El ejercicio de transmitir a los hijos la fe, en el sentido de facilitar su expresión y crecimiento, ayuda a que la familia se vuelva evangelizadora, y espontáneamente empiece a transmitirla a todos los que se acercan a ella y aun fuera del propio ámbito familiar. La celebración eucarística se convierte así en un constante llamado para «que cada cual se examine» (v. 28) en orden a abrir las puertas de la propia familia a una mayor comunión con los descartables de la sociedad, y, entonces sí, recibir el Sacramento del amor eucarístico que nos hace un sólo cuerpo. No desgastemos energías quedándonos años y años en el pasado. El elenco se completa con cuatro expresiones que hablan de una totalidad: «todo». Pero al mismo tiempo es bueno cortar la rutina con la fiesta, no perder la capacidad de celebrar en familia, de alegrarse y de festejar las experiencias lindas. Entonces, ningún acto genital de los esposos puede negar este significado[86], aunque por diversas razones no siempre pueda de hecho engendrar una nueva vida. En esas circunstancias, algunos tienen la madurez necesaria para volver a elegir al otro como compañero de camino, más allá de los límites de la relación, y aceptan con realismo que no pueda satisfacer todos los sueños acariciados. «Benedicto XVI, en la Encíclica Deus caritas est, retomó el tema de la verdad del amor entre hombre y mujer, que se ilumina plenamente sólo a la luz del amor de Cristo crucificado (cf. Necesitamos invocar cada día la acción del Espíritu para que esta libertad interior sea posible.

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